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viernes, 17 de septiembre de 2010

Jornada de capacitacion a Delegados Gremiales en el Sindicato Gràfico de San Luis


El pasado 10 de septiembre en la sede del Sindicato Gráfico de San Luís, organizado por esta entidad, se realizo una jornada de capacitación sindical. Entre los temas abordados, figuraron “Ley de Contrato de Trabajo” y “Convenio Colectivo de Trabajo”, “Medicina Laboral”, "Seguridad e Higiene" y "Liderazgo".

Los disertantes fueron los profesionales Abogados Enrique Costanzo y Adela Perez del Viso, Medico Laboral Blas Abayay, Ingeniero Geman Ostoich y Psicólogo Lic. Emilio Neme todos ellos colaboradores del Sindicato Gráfico puntano, el mismo fue dirigido a los delegados y miembros directivos de la filial, participaron compañeros de las distintas empresas graficas de toda la provincia de San Luis, felicitamos el trabajo que viene realizando el Cro. Fausto Rosales Secretario General de ese Sindicato y también los compañeros de la comisión directiva , por el grado de participación que tienen los compañeros delegados tanto en las empresas como en el gremio.

martes, 14 de septiembre de 2010

El Diputado Juan Cabandiè, en el programa 6-7-8 del domingo pasado

Incluimos el fragmento del vìdeo en dònde el Diputado Cabandiè muestra el documento emitido por la FATIDA y que fuera publicado el pasado domingo en el diario "Tiempo Argentino"


sábado, 11 de septiembre de 2010

A 37 años del golpe militar que derrocó a Salvador Allende en Chile

El 11 de setiembre de 1973 el dictador Augusto Pinochet, derrocó al presidente elegido democráticamente en ese país Salvador Allende, este resistió el golpe y fue asesinado ese mismo día dentro del palacio de la moneda, sede del gobierno.

Como homenaje insertamos el vídeo con el ultimo discurso de Salvador Allende:

martes, 7 de septiembre de 2010

Protagonismo popular: antes y ahora

Por NORBERTO GALASSO

En estos momentos en que los argentinos buscamos soluciones, después de tantos golpes y frustraciones que venimos sufriendo desde 1974, se nos cruzan los recuerdos del pasado con los festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo. Hay quienes dicen: "Hay que mirar para adelante y dejarse de rituales y nostalgias". Pero yerran porque no es posible avanzan si no se sabe desde dónde y esto implica también conocer cómo hemos venido a parar en lo que estamos. No existe futuro sin conocimiento profundo del presente que queremos mejorar, así como del pasado que explica este presente. Y ahí se entrecruzan entonces política e historia.

Si acordamos en esto, tendremos que preguntarnos cómo ocurrió aquella historia. Y allí de nuevo, necesitamos saber que no hay historia sin política, que los hechos fueron como fueron pero que han sido interpretados desde una determinada ideología, la cual no flota entre las nubes sino que tiene su sustento en intereses materiales concretos.

En este sentido, la Historia Oficial -creada por el mitrismo y desarrollada por los ideólogos del liberalismo conservador- se ha encargado de relatarnos que "los vecinos principales", "los propietarios", "la gente decente" fue convocada a un Cabildo Abierto el 22 de mayo y allí nació la propuesta de la cesantía del virrey Cisneros. "El sol del 25" asomó para darnos comercio libre, con la colaboración de Lord Strangford y luego, la bendición de Canning, porque nuestras minorías ricas amaban la libertad. A ellas se debería el progreso histórico de los argentinos que, según esta versión, fue asegurado luego por la minoría Rivadaviana imponiendo "la unidad a palos" a los pueblos "bárbaros" que se erguían junto a sus caudillos y coronada, después, por la acción de Mitre, también amigo del Imperio Británico, con el trazado ferroviario en abanico y la instalación de Bancos británicos. Arrasados los pueblos, del noroeste argentino y exterminado el Paraguay, los próceres liberales nos condujeron a construir el "gran país", blanco, de "europeos desterrados" como dijera un poeta, hasta que la aparición de movimientos populares inorgánicos, liderados por caudillos autoritarios, nos llevó a dejar de ser aquella "Gran Argentina de nuestros mayores" y parecernos cada vez más a estos pobres países latinoamericanos. (De Grosso y Levene a García Hamilton y la Historia Social).

Sin embargo, hoy, cada vez más argentinos rechazan esa fábula escolar que introdujeron en nuestros cerebros infantiles. Ahora se sabe que esos "vecinos principales" no podían protagonizar revolución alguna, ni echar a ningún virrey, pues vivían plácidamente en el "viejo orden", con varios esclavos en sus casas, escudo nobiliario en las fachadas de sus casas y que ellos votaron, ese 22 de mayo, por la continuación de ese régimen realista que asegura sus privilegios. Ahora se sabe también que perdieron la votación porque se entrometieron -con tarjetas de invitación falsas- los hombres del pueblo que la burocracia virreinal, en su informe posterior, llamaría "una chusma" que agitaba "especies subversivas"

Revisemos la información de que disponemos: votaron a favor del virrey: Martínez de Hoz, Quintana, Arroyo, Beláustegui, Oromí, de las Carreras, Quirno y Echeandía, Ezcurra, Neyra y Arellano, Cerro Sáenz, Fernández Molina y Bosch, entre otros. ¿Conoce esos apellidos, no es cierto? Son familias "de pro", es decir, los privilegiados del sistema que no querían ni quieren cambio alguno. En cambio, votaron contra el virrey "hombres ignorados", gente como Arzac "que no es nada" según el virrey, un cartero (French), un empleado del Estado (Beruti), un tipógrafo (Donaldo), algunos abogados un tanto díscolos como Francisco "Pancho" Planes que fue el único que exigió, al votar, que se enjuiciara al virrey por la represión de 1809 en el Altoperú, otros sin oficio conocido como Mariano de Orma, un oficial como Florencio Terrada, un agitador nato como Cardozo que luego fue a sumarse a las huestes de Artigas, algunos jacobinos exaltados como Castelli, Belgrano y Moreno, un médico como Argerich, un cura que andaba con dos pistolas al cinto como Juan Manuel Aparicio y otro cura, el padre Grela, de palabra ríspida a quien llamaban "el padre Granizo" que por supuesto no hacían caso a la prédica pro-virrey exaltada por el obispo Lué a favor del absolutismo. Eran en verdad, como llamaría Scalabrini Ortiz a los hombres del 17 de octubre del 45, "los de nadie y sin nada" que, precisamente, por eso, ansiaban el cambio y ponían en cuestionamiento el orden consagrado que regía en beneficio de los poderosos.

Con mayor o menor claridad, ese mundo revoltoso de la plaza histórica -esos "manolos" o "chisperos" de "La legión infernal"- son los que finalmente se impusieron en la votación y treparon las escaleras del Cabildo, en el mediodía del 25 para "apretar" a la burocracia virreinal y exigir el nombramiento de la Junta. ¿Qué ansiaban esos impetuosos y atropelladores muchachos, con trabucos y puñales? Querían concluir con la esclavitud, abolir los instrumentos de tortura, destruir los escudos nobiliarios y las prohibiciones de la Inquisición, en fin, querían lo que aprobó luego la Asamblea del año XIII, aquello que San Martín denominaba "el evangelio de los derechos del hombre": abolición de títulos nobiliarios, destrucción de instrumentos de tortura, libertad de pensamiento y de prensa, libertad de vientres para ir concluyendo con la esclavitud, eliminación de tributos al indio y unión en la Patria Grande. Lo explicó Moreno en el Plan de Operaciones, lo ratificó Monteagudo en su periódico "Mártir o libre", lo concretó San Martín en su campaña liberadora. No podía ser de otra manera y la clase dominante debió hacer esfuerzos tremendos a través de la escuela, las academias, los poetastros a su servicio y los medios de comunicación para que no se hiciese evidente algo que era tan natural: los cambios los impulsan los que están mal; el quietismo conservador y reaccionario lo defienden los que están bien.

Partiendo de esta concepción se comprende de qué modo el protagonismo popular signa las mejores épocas de nuestro progreso histórico. Basta con hacer una historia de la deuda externa de la Argentina, que implica dependencia, sometimiento y saqueo de nuestras riquezas, con la consiguiente miseria popular, para comprobar que ella alcanza sus valores mayores justamente en el Primer Centenario, en pleno apogeo de la Argentina oligárquica. Asimismo, que ella desciende cuando las masas yrigoyenistas llegan al poder y que se reduce a cero en 1948 cuando los trabajadores tienen ganadas las elecciones y las calles. Lo mismo podríamos comprobar con el grado de independencia de nuestra política exterior, que alcanza sus momentos de mayor plenitud bajo la presidencia de Yrigoyen y de Perón. Lo mismo ocurre con el salario real y los índices de ocupación que son un resumen del mayor bienestar de las grandes masas.

La verdadera historia de aquel Cabildo abierto nos quiebra la concepción oligárquica de que las minorías deben gobernar y nos da la certeza que sólo el protagonismo popular puede permitir nuestro progreso hacia una sociedad más justa e igualitaria. Sólo así el pasado revolucionario se nos viene encima, iluminando el presente y apuntando el camino hacia un futuro de liberación. La Historia, maestra por sobre todo, nos demuestra que así como aquello fue posible en el pasado, lo será también en el futuro. Por esta razón, la clase dominante se ha encargado de falsificar aquella historia y por eso también nosotros nos preocupamos por revelarla tal cual fue.


Juana o el heroísmo de las mujeres

Por PACHO O´DONNELL

La celebración del Bicentenario es un buen motivo para reinvindicar el papel de la mujer en los primeros años de nuestra patria cuando muchas de ellas empuñaron el sable o la lanza para defender sus ideas, desmintiendo el rol pasivo de donar alhajas o coser banderas que le adjudicó nuestra historiografía machista.

El prototipo fue Juana Azurduy, nacida en 1781 cerca de Chuquisaca, Juana pronto quedaría huérfana de padre y madre. Su vecino de finca era el joven Manuel Ascencio Padilla y ambos, enamorados, compartiendo sus ansias de justicia e independencia contrajeron matrimonio y en poco tiempo más la dicha hogareña se completó con el nacimiento de los hijos Manuel, Mariano, Juliana y Mercedes.

La vida cambiaría definitivamente para los esposos el 25 de mayo de 1809, a raíz del levantamiento revolucionario en el Alto Perú que entonces formaba parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata como antes se llamaba nuestro territorio. Juana y Manuel tomaron partido por la causa de la libertad americana llevando consigo a sus cuatro pequeños.
Juana recorría las comarcas vecinas reclutando mujeres y hombres para la guerra de guerrillas y organizó un batallón que bautizó con hombre de "Leales", integrado también por amazonas, que comandó en varias acciones contra la dominación española. En una de ellas venció a los realistas en la batalla de "El Villar", siendo premiada por el gobierno de Buenos Aires, por recomendación de Manuel Belgrano con el grado de "Teniente Coronela", único caso en nuestro ejército.

Los realistas se propusieron terminar de una vez por todas con el matrimonio patriota. Acosada por el fortalecido enemigo Juana se internó en el valle de Segura, ocultándose a orillas de pantanos infestados de mosquitos. Allí sus cuatro hijos contrajeron la fiebre palúdica y todos murieron, uno atrás de otro.

Pero la tragedia seguiría ensañándose con Juana: una emboscada se abatió sobre los patriotas guerrilleros y la situación se tornó muy comprometida. Entonces Manuel Ascencio Padilla, quien ya había ganado distancia en su escape, volvió grupas para defender a su amada. Fue entonces alcanzado por un trabucazo que lo derribó en tierra. El cruel coronel Aguilera, también altoperuano aunque al servicio del rey, decapitó al derribado Padilla allí mismo.

A partir de entonces Juana Azurduy, ahora viuda de Padilla, buscó protección en Martín Miguel de Güemes pero tiempo después, como perseguida por un sino siniestro, también el jefe de los gauchos de Salta se inmolaría en su lucha por la independencia de su patria.

Regresada a Chuquisaca, uno de los pocos momentos de felicidad de Juana Azurduy fue cuando sorpresivamente Simón Bolívar, acompañado del mariscal Sucre, se presentó en su humilde vivienda de adobe y paja para expresar su homenaje a tan gran luchadora. concediéndole una pensión mensual de sesenta pesos.

Sin parientes ni amigos, a los 82 años, Juana murió en la más absoluta soledad y pobreza porque la pensión acordada por Bolívar le fue pagada puntualmente apenas durante dos años.

Murió, como no podía ser de otra manera, un 25 de Mayo. Y esto, un postrer homenaje de la historia, también fue, una vez más, motivo para el desaire de sus contemporáneos porque cuando alguien se dirigía a las autoridades chuquisaqueñas reclamando las honras fúnebres que le hubieran correspondido, el mayor de plaza, un tal Joaquín Taborga, le respondió, en una involuntaria broma de pésimo gusto, que nada se haría pues estaban todos ocupados en la conmemoración de la fecha patria.

Juana Azurduy todavía espera el homenaje que nuestra Patria le debe, como a otras mujeres que guerrearon a la par de los hombres por la independencia argentina.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Diarios del interior se juegan contra el monopolio.

Es saludable, entendemos, que algunos diarios del interior expresen su punto de vista con respecto a la situación de "PAPEL PRENSA". A diarios como "La mañana" de Córdoba, "El Independiente" de La Rioja y "La Arena" de La Pampa entre otros, se suma el importante medio Rosarino "La Capital"

Para ver la opinión de este medio en su editorial de ayer hacer click en esta linea


La Capital es víctima de la situación monopólica


sábado, 4 de septiembre de 2010

Comunicado de la FATIDA en relación a Papel Prensa

PAPEL PRENSA

LOS TRABAJADORES GRAFICOS DEL INTERIOR

TAMBIEN TIENEN ALGO QUE DECIR

Ahora que está la pelea a fondo entre el Grupo “Clarín” (AGEA) y su socio “La Nación” contra el gobierno nacional por “Papel Prensa” y Fibertel/Cablevisión, los trabajadores gráficos también tenemos algo que decir al respecto.

El accionar del monopolio sobre la provisión del papel para diarios, llevó a la mayoría de los medios del interior y aun de Capital Federal y conurbano a tener que pagar precios exagerados, o no recibían la cuota asignada.

Si alguno quiso tener una línea distinta “al discurso único” del monopolio asociado, debía comprar papel más caro en el exterior: resultado, precios de tapa mayor, pérdida de tirajes y llegar al cierre por no poder aguantar (todo ello, había sido denunciado ya por Julio Ramos, de “Ambito Financiero” –en soledad– hace largos años y escrito en su libro “Los cerrojos de la prensa”.

Mientras los dos diarios “co-propietarios” se facturaban y recibían el papel a un costo 40% menor.
Hay dos aspectos muy salientes abusando de la posición dominante:

1º) El que fabrica el papel y es único vendedor, marca la línea y las condiciones a quienes lo compran.

2º) El otro abuso es imprimir revistas e impresos de publicidad comercial con papel prensa, que por ley sólo debe ser usado para la edición de diarios. Así están robando miles de horas de trabajo y facturación que se hacía en diversos establecimientos gráficos de todo el país, creando seria preocupación laboral, en algunas empresas y en los personales.

Sin entrar en otros aspectos muy importantes –por falta de espacio– los gráficos del interior del país, nucleados todos en la FATIDA, apoyamos el proyecto del gobierno enviado al Congreso de la Nación, para declarar la fabricación de pasta de celulosa y papel para diarios “de interés nacional” y que su venta y distribución se haga a un mismo costo por tonelada para todos los diarios. Ello garantizado y controlado por una Comisión Mixta de diputados y senadores, con representación de todos los bloques.

Varios diarios y entidades se han pronunciado ya a favor de este proyecto para terminar con el yugo impuesto por el monopolio.

Saludamos la valentía y claridad al declararlo de esta manera los diarios “La Voz del Pueblo (Tres Arroyos), El Independiente (La Rioja) y La Arena (Santa Rosa La Pampa).

Luego lo hizo la DYPRA (Diarios y Periódicos Regionales Argentinos).


El Congreso Nacional tiene la palabra.