Mucho se está hablando en estos
días –y se seguirá haciendo por los grandes intereses en juego– sobre la
acordada de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJ), al
declarar inconstitucional la ley de reforma del Consejo de la Magistratura.
Si bien parece un tema técnico-legal lejano de la ciudadanía, sin embargo
no lo es, porque lo que resuelva ese cuerpo al nombrar los
jueces, afecta luego de una u otra forma a toda la sociedad que componen
los ciudadanos argentinos, cualquiera sea su condición social.
El gobierno propuso
"democratizar la justicia", o sea darle más trasparencia a sus
procedimientos, de modo que se pueda saber dónde andan los expedientes, qué Juzgado
los tiene, en qué estado se encuentran, quiénes son los que actúan, etc., y no
que todo sea una especie de ocultamiento regimentado, de forma que los jueces
se arrogan facultades extraordinarias, casi ilimitadas y de dificil
modificación, donde sacan siempre enormes ventajas los organizados y
prestigiosos estudios de abogados y los grandes grupos empresarios. Los derechos
de los demás tardan largos años en salir limitadamente.
La reforma propuesta y votada por
mayoría, tanto en senadores, como diputados, propuso elevar a 19 el número de
componentes, donde una parte -y no todos- debían ser elegidos por el voto
de los ciudadanos, en especial de aquellos no letrados, junto a la
elección de legisladores.
Allí se alzaron en contra los
medios corporativos y arreciaron las presentaciones judiciales en numerosas
provincias y Capital Federal, que llevaron a sendos y organizados
pronunciamientos contrarios, que obligaron al Ejecutivo a usar el
"per saltum" ante la Corte Suprema. Ésta se pronunció en diez
días, por seis votos a favor y uno en contra, declarando la inconstitucionalidad
de dicha ley.
Estos señores y señoras jueces y
todo el escalafón, son iguales a los que décadas atrás dispusieron
ante sí, que no debían pagar "el impuesto a las ganancias", ni hacer
las declaraciones de bienes, porque dijeron, eso afecta "la
intangibilidad de sus ingresos".
Todo un privilegio injustificado. En cambio, los
trabajadores de cualquier actividad, comienzan a pagar ese impuesto, si
cobran desde siete mil pesos por mes. No existe así "la igualdad
ante la ley", que es uno de los principios de
toda República.
EL REMEDIO CONSTITUCIONAL
Vistas así las cosas –y no por ello
solo– habría que organizar un referéndum para aprobar una reforma de la
Constitución, para modernizar y democratizar la Justicia Nacional, por
ser el tercer poder del Estado. Pero que no sea solo por ello, sino
introducir otros temas de fondo, como volver a insertar, actualizados, "los
derechos del trabajador", como tenía la Constitución Nacional de
1949, derogada por un decreto de facto de aquella otra dictadura en
1956.
También restablecer para la Nación,
la propiedad del subsuelo a todos sus efectos, de manera de poner límites
al latrocinio organizado y la devastación de la naturaleza que se vino
produciendo, en especial después de la reforma de 1994/95 (fue un acuerdo
de Menem y los radicales; el primero por su reelección, cedió a los
otros –en minoría– el tercer senador por cada provincia, el ministro
coordinador y el Consejo de la Magistratura, además de la cláusula de asegurar
la representación de los ciudadanos, solo por los partidos
políticos).
Otro tema no menor, es
introducir y garantizar los derechos inalienables que debe tener
la figura de "la propiedad social" con los bienes sociales y
colectivos, organizados por las entidades libres del pueblo.
En concreto,- sin agotar los temas
expuestos-, una Constitución que recoja los avances políticos y sociales y la
mayor participación colectiva del pueblo, en todos los asuntos que le atañen y
afectan, al igual que la defensa definida de los derechos de la Nación,
sobre todo su territorio continental y marítimo que están en peligro por las maniobras
militares y económicas del colonialismo inglés.
En suma, volver a las
fuentes -actualizadas- con nueva concepción de "la independencia
económica, la soberanía política y la Justicia social".
ENRIQUE MARANO
(Para el "Pregón de los Gráficos Argentinos)