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lunes, 24 de enero de 2011

De orientación para los Delegados sindicales.

Hemos recibido en nuestra redacción un folleto editado por los gráficos de Estados Unidos, que por su contenido y frescura, tocando uno de los tantos temas que debe saber, entender y practicar un buen Delegado, lo compartimos con Uds.

comprometerse por el trabajador de ideas anti-sindicales.

Nadie dijo que ser un delegado sindical sería una diversión sin fin.
¿Exigente y gratificante? Sí. ¿Satisfactorio e inspirador?. Seguramente.
¿Pero divertido? Solamente en los buenos días – y tales días comúnmente no son aquellos que requieren que defiendas a un trabajador de ideas anti-sindicales en una situación injusta.
Si estás pensando en que no defenderías a un trabajador de este tipo en absoluto, pensálo de nuevo. En el año 1967, y como resultado de la interpretación de la Suprema Corte acerca de la Ley Norteamericana sobre Relaciones Laborales, el Sindicato tiene la obligación de representar, equitativamente y de buena fe, a todos aquellos que se encuentran bajo  el convenio colectivo de trabajo.  Esta disposición incluye afiliados y no afiliados por igual (en empresas donde los empleados pueden pertenecer a un sindicato o no  –esto es, empresas libres u hostiles a la sindicalización-,  o en estados donde se mantengan firmes los derechos laborales), sin importar que ellos estén de acuerdo o no con el sindicato. 
Casi sin excepción, así es la regla en toda Canadá, en el sector público tanto como en
el privado.

Tu deber es claro
Llamado al deber de la justa representación, esto significa que cuando un trabajador pone en tu conocimiento una posible situación de injusticia, tenés que realizar una investigación completa. Si tu investigación determina que la queja elevada por el trabajador evidencia en efecto una situación injusta, tenés que seguir todos los procedimientos que el sindicato ha establecido para el tratamiento formal de las quejas.
Si tu investigación determina que no existen motivos de queja, tu razón para no archivar la queja debe estar basada en los méritos del caso y no solamente porque el trabajador es un agitador anti-sindical.  
“Voy a tener que encargarme de su queja”, dijo un delegado en una memorable expresión ingeniosa, “pero eso no significa que voy tener que servirlo con una sonrisa”.
No. No tenés por qué. Pero podés hacer que este encuentro con el trabajador anti-sindical sea una oportunidad para cambiar sus ideas o, en última instancia, reducir el impacto de su anti-sindicalismo sobre el resto de los empleados en su lugar de trabajo.
Los trabajadores llegan a ser anti-sindicalistas por varias razones: una mala experiencia con tu sindicato o con algún otro sindicato, aversión hacia el carácter gremial del sindicato, imágenes sesgadas por los medios de comunicación o errores de interpretación acerca de los reales propósitos del sindicato.
Si las razones son legítimas o no tienen sentido, vos tenés la oportunidad de dar al trabajador una diferente y positiva experiencia con el sindicato. Desde el momento en que el trabajador está en problemas y se siente vulnerable, el o ella será más receptivo a tu mensaje.
Así que tragáte tu disgusto y tratá de hacer lo siguiente:

1
 Sé franco y evitá el sarcasmo en tu trato con el trabajador. No le dés ninguna “cuerda” para colgar la violación del deber de una justa representación basado en tu trato diferencial. El trato despectivo, sarcástico, etc, del delegado hacia el trabajador, puede dar lugar a la vulneración del  deber de una justa representación.  

2
 Explicále al trabajador los pasos que estás tomando para llevar el caso. Al trabajador tiene que quedarle claro que estás llevando el caso en la misma forma competente en que llevarías el caso de cualquier otro trabajador afiliado. Mantené al trabajador informado a lo largo de todo el proceso.

3
 Involucrá al trabajador en el proceso, para reforzar el importante hecho de que el sindicato es cada uno de los trabajadores trabajando cooperativamente para resolver problemas y mejorar las condiciones de empleo. Pedile al trabajador que obtenga información para vos y que esté contigo cuando hablás con otros trabajadores acerca del caso.
  
4
 Guiá el anti-sindicalismo de los trabajadores por caminos constructivos. Investigá y poné entredicho el anti-sindicalismo. Mostrále que estar en contra del sindicato es estar realmente en contra de los compañeros de trabajo. Por ejemplo:
  • “Decime, ¿por que estás tan en contra del sindicato? (Probablemente nadie nunca le ha preguntado esto). “El Sindicato son tus compañeros: ¿Qué tenés en contra de tus compañeros?”.
  • “Si tuviste una mala experiencia alguna vez, ¿eso significa que todos los sindicatos sean malos?”.
  • “Yo he tenido buenas experiencias y así la tuvieron Dotty Jonson y Juan Hernández (otros compañeros). Hemos tenido buenas experiencias porque hemos participado”.
  • “Si vos pensás que los sindicatos no son democráticos, por qué los afiliados están comprometidos  - y aún tratan de atraer a los trabajadores de ideas anti-sindicales – en resolver problemas?”

5
 Contá con las quejas de los afiliados leales. Explicáles a ellos que los afiliados al sindicato no deberían discriminar bajo ningún fundamento – raza, género, orientación sexual, procedencia étnica, religión o lealtad sindical.  

6
 Si el sindicato gana en el procedimiento de resolución de conflictos, que esta victoria sea de muy público conocimiento. Tus acciones pueden no redundar en una transformación inmediata para el sindicato. Sin embargo, enfrentado con una visión positiva del sindicato, el trabajador puede ser menos alborotador (o vocinglero) en sus críticas.
Al menos ahora tenés una experiencia con tal trabajador en la que te podés basar, y has enviado un poderoso mensaje a los afiliados y a los directivos de que el sindicato representa a todos bajo su convenio.

                                                       

                                                 ----  Pat Thomas. El escritor forma parte del personal del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios.  
   
Traducción y colaboración del Cº. Lucio Provenzani, empleado de la FATIDA.