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domingo, 20 de septiembre de 2009

Encuentro Nacional del Sindicalismo Peronista en Mar del Plata


El encuentro se llevó a cabo el pasado viernes en el hotel de Luz y Fuerza de la Ciudad balnearia.
Durante la jornada, que se extendió entre las 9.00 y las 18.00, se pusieron en marcha diez comisiones en las que los trabajadores debatieron "sobre diferentes aspectos de la realidad argentina, latinoamericana y mundial".
La FATIDA estuvo presente con el compañero Secretario General Enrique Marano y los compañeros Faustino Rosales, Benjamìn Fontao, Pablo Merlo y Rubén Sarasúa.


En la ocasión se emitió un documento cuyos fragmentos reproducimos a continuación.


Nosotros, las organizaciones sindicales peronistas que voluntariamente asistimos a este encuentro de debate político e ideológico, queremos manifestarle al Pueblo Peronista en particular, y a todos los argentinos de buena voluntad nuestra decisión de constituir una corriente político sindical que contribuya a la reorganización del Movimiento Nacional y Popular como eje articulador de los intereses nacionales, la garantía de políticas de Estado y la determinación de una agenda construida por los argentinos y para los argentinos.
Con la humildad de sabernos parte de la clase trabajadora, pero con la fortaleza de nuestras convicciones, nos sentimos herederos de los hechos gloriosos del sindicalismo argentino que supo en determinados momentos claves de la historia de nuestro país expresarse con claridad y prudencia.
Nos animan nuestros líderes y nuestros mártires, los programas de La Falda (1957) y de Huerta Grande de 1962, el espíritu del 1° de Mayo de 1968, el Acta de Compromiso Nacional del 8 de junio de 1973, los 26 puntos de la CGTRA y de las luchas del Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) contra el neoliberalismo. También el anhelo de servir al conjunto del pueblo argentino.Porque, no nos engañemos, para desterrar el hambre de la argentina se necesita pleno Empleo, plena Educación, plena Salud y plena Alimentación. Y a eso, nosotros le llamamos Justicia Social.
No queremos justificar nuestras conciencias con asignaciones universales al modo de limosnas, nosotros creemos en la dignidad del trabajo, y en la cultura del esfuerzo, ejes fundamentales para el desarrollo del hombre el la Sociedad.Pero somos concientes, y la historia lo demuestra, que cuando el desempleo desciende, la multiplicación de nuevos puestos de trabajo no garantiza la redistribución de la riqueza, porque este paso que toca sensiblemente los intereses de los poderosos, no se da sin un pueblo organizado.
Se trata de una transformación cualitativa que exige los dolores de parto de la liberación. No se trata del “buen gerenciamiento” de un país colonial o de preservar el Status quo a través de gestiones “transparentes”- Estamos hablando de realizar una revolución en paz.
El Peronismo no se reduce a una “maquina de ganar elecciones”. El Peronismo es un movimiento para la liberación nacional. Por eso nosotros proponemos la Unidad detrás de un proyecto y no de candidatos.
El candidato es esclavo de la imagen, sirve al raiting y por eso necesita que la Política se convierta en espectáculo de marketing, donde solo vale el dinero y la publicidad.
El dirigente es esclavo de la causa, sirve al Pueblo, y por eso construye la política en el territorio, en el barrio, en la fábrica. El pueblo debe volver a ser el protagonista.
Perón afirmaba: “Nosotros queremos hombres que piensen y sientan como nosotros, que tengan un objetivo similar al nuestro, que estén dispuestos a sacrificarse como nosotros en bien de la Nación. El primer aspecto es dar orgánicamente un espíritu al Movimiento, con su mística, con sus principios, con la determinación de las grandes normas de ejecución. Eso conforma un estado espiritual del movimiento, que se entiende algunas veces y se siente otras”.
Es curioso pero esto el enemigo lo ha entendido mejor que nosotros, en consecuencia opera sobre nuestro sentimiento. Hace tiempo que el aparato publicitario construye matrices que apelan a una manipulación de los afectos. No confrontan en el plano de las ideas, no porque no las tengan, sino porque las mismas son inconfesables.
Construyen escenarios donde lo que se pone en juego son “modales” y no razones. Cuando los dirigentes antinacionales ceden es porque “tienen convicciones”, en cambio los dirigentes populares somos “intransigentes o caprichosos”. Cuando ellos ceden son “dialoguistas y tolerantes”, cuando lo hacemos nosotros, “claudicamos o somos entregadores”.