SinDisplay.com

martes, 25 de noviembre de 2008

DEMOCRACIA-MERCADO-NACION



Un articulo del Doctor Jorge Rachid

Un dato llamativo de la crisis internacional de los mercados financieros globales, que están afectando, sin dudas los pronósticos económicos del próximo lustro, es que todos los analistas la describen a ésta situación, desde la “ajenidad”, como testigos antes que como actores que son, de una de las mayores defraudaciones efectuadas por el sector financiero, en el mundo entero.

Aquí mismo, en nuestro país, los analistas, siempre aliados incondicionales al capital especulativo, en donde nutren sus “fatrilqueras” por medio de seudo- sesudos estudios prospectivos, que fueron capaces de describir como la Argentina podía entrar en un nuevo defauld en el próximo año, pero incapaces de vislumbrar la catástrofe que se avecinaba con las hipotecas subprime, verdadera punta del iceberg del derrumbe del sistema financiero internacional, al menos como está concebido hasta ahora.

Los mismos analistas que no coincidieron, en que la decisión acertada, aprovechando ese contexto internacional, de terminar con el flagelo de las AFJP, retomando la cordura de los sistemas previsionales de la mayoría de los países serios del mundo, abandonando la presión que a través del Banco Mundial y el FMI, son esos mismos gurúes económicos que impusieron a nuestro país, en la década neoliberal de sumisión y coloniaje a que fuimos sometidos, desde el 76, en el mejor de los casos en la búsqueda obsesiva de créditos, que redituaban a los gestores ganancias económicas, y al país cierre de fuentes de trabajo, desocupación, miseria y dolor social inmenso.

Hoy mismo esos analistas sitúan el centro del conflicto, en la supuesta impericia nacional de aprovechamiento de las circunstancias favorables del crecimiento, cuando por primera vez una crisis de esta magnitud encuentra al país con superávit fiscal, balanza comercial favorable y recursos genuinos en reservas. Sin dudas la crisis puede arrastrar todo el esfuerzo acumulado, pero apostar a que suceda es algo mas perverso que ser oposición, es asomar a nuestros compatriotas a nuevas crisis sociales de magnitudes insondables.

Sin dudas tiene la Argentina una deuda social pendiente, una hipoteca que deberá saldar mas temprano que tarde, de millones de argentinos, víctimas secuelares de años de lógica codiciosa y financiera, destrucción de los sistemas solidarios, diáspora y fragmentación social, que asolaron al pueblo argentino, para vergüenza de todos. Pero también es cierto que debemos hoy juntar esfuerzos frente a la crisis internacional y sería deseable que la oposición asuma un rol protagónico de aportes, antes que buscar atajos de posicionamiento, en el marco del terremoto internacional, que no favorecen la situación de los argentinos.

Quienes venimos bregando desde el llano, de manera quijotesca, sobre el la necesaria derrota del modelo y la estructura neoliberal, encontramos hoy en le discurso y en la práctica de los países centrales, los mismos argumentos con los cuales fuimos estigmatizados social y políticamente, en función del discurso único, amparado en el eje globalizador hacia la modernidad.

Hasta autores supuestamente progresistas como quienes escribieron el libro Imperio, los sociólogos eurocentristas, Negri y Hardt deberían admitir hoy que sus teorías de la multitud y la globalización como sujetos únicos de análisis, ha quedado enterrada.
Ni hablar de aquellos cultores del Mercado como ordenador social, que durante décadas martillaron sobre la conciencia colectiva del pueblo, permitiendo instalar una cultura dominante, egoísta, insolidaria y del “sálvese quien pueda”, que desestructuró el modelo social solidario argentino de construcción social, de décadas de consolidación.

La Naciones en el mundo, comienzan a recuperar el rol de los Estados. El mismo EEUU debe admitir su presencia protagónica en el salvataje tanto financiero como económico, contrario a todos sus postulados. Los mismos que se limpiaban la boca con la crisis supuestamente terminal Argentina del 2001, sufren en carne propia una lógica que quisieron imponer a sangre y fuego, con extorsiones propias de sistemas mafiosos antes que de organismos internacionales con respeto a las Soberanías Nacionales.
Invadieron el planeta, lavaron dinero, constituyeron fondos buitres, expoliaron a los jubilados del mundo, endeudaron a los pobres y trabajadores sabiendo que no podrían responder, acumularon capital especulativo y cuando la burbuja explotó, tomaron el discurso “políticamente correcto”, justificativo y pretensioso, en un intento de seguir liderando los nuevos tiempos.

Lo oculto de la crisis financiera, es aquello referido a los gastos de guerra contra el “eje del mal” que llevó al pueblo de EEUU y otros países, no sólo a sacrificar miles de vidas de sus compatriotas jóvenes soldados, en defensa del petróleo estratégico, sino que endeudó a límites nunca vistos una economía, que si bien puso en marcha su industria bélica, movilizó recursos por varios billones de dólares, que contribuyeron al quiebre del sistema.

En nuestro país la crisis llegará, con mayor o menor intensidad se hará presente en un mundo de contracción de compras y en recesión como ya están los países europeos y Japón.
No estaremos ajenos, el tema es si lo afrontamos juntos con espíritu nacional que limite el impacto social de la misma, o tratamos de tironear desde la defensa corporativa de sectores, canibalizando los recursos y destrozando los pocos puentes de pié, o lo hacemos en un marco de tolerancia y complementación con el Gobierno Nacional.
Todos nos podemos poner a mirar, apostando al fracaso, marcando errores y estigmatizando conductas, tratando de ser el recambio después de la tormenta. Los costos sociales de dicha actitud serían enormes y dolorosos para el conjunto del pueblo argentino.

El Gobierno Nacional, los factores de poder, los medios de comunicación, la oposición política, todos saben que no se sobrevive en la confrontación cuando la crisis atraviesa la mesa de los argentinos. Las jornadas de diciembre del 2001 son lo suficientemente elocuentes como para no observemos con absoluta claridad el comportamiento de cada sector.
Si a los esfuerzos de mejorar la perfomance económica del próximo ejercicio, le llamamos saqueo y si a las medidas de protección al trabajo, las denigramos por obreristas, si a los subsidios sociales de tarifas las catalogamos como negociados y los planes a madres y niños son electorales, estaremos dinamitando el país y rifando el futuro.

Cuando en los países centrales se estudian medidas similares que van desde financiar al sector financiero hasta la protección de la industria automotriz, desde reformular el FMI y el BM, hasta ampliar las bases de la protección social estatal, desde aquí son aplaudidos como estadistas.
Sin embargo el grado de canibalismo que existe en la política nacional, impide brazos articulados de complementación, siendo responsables todos los sectores de poder, incluido el Gobierno Nacional, que debe dar muestras claras de su determinación para enfrentar la crisis, con el concurso de quienes quieran acompañar.
“Quien quiera oír que oiga” fueron palabras de Evita ante el clamor. Hoy siguen vigentes en un desafío que en los próximos dos años, no se resolverá en las elecciones, sino en las conductas de los actores políticos ante las demandas de la hora.